
Hasta noviembre, Altamont Landfill era poco más que un montón de basura. Un enorme vertedero frente a San Francisco en el que, desde 1980, se han ido amontonando las más de 15 millones de toneladas de desperdicios por la ciudad de la bahía.
Sin embargo, hoy los cientos de camiones de basura que se acercan a diario a sus colinas ya no van a descargar, sino a llenar el depósito. La compañía Waste Management ha convertido Almont Landfill en la mayor planta de tratamiento de gas metano del mundo.
A través de más de 200 pozos hundidos en las 100 hectáreas de esta minirrefinería, la compañía recoge este gas de efecto invernadero, producido por la descomposición de la basura, para transformarlo en gas natural licuado (GNL). Así se obtiene una fuente de energía con menor impacto ambiental que cualquier combustible fósil, cuyo uso podría servir para reducir las emisiones hasta en un 70%, y que además en entre un 30% y un 60% más barata que la gasolina.
dios que wapo
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