

Todos sabemos que el cambio climático está aumentando la temperatura del planeta. El dióxido de carbono procedente de la combustión de derivados del petróleo y el carbón esta en las concentraciones más altas en la atmósfera en los últimos 420.000 años y el efecto invernadero ha subido la temperatura global.
El océano es el gran regulador del clima. Actualmente absorbe el 85% del calor y el 35% del CO2 vertido por los humanos. Si no existiese los efectos sobre el planeta serian brutales ya que el Atlántico trasporta ingentes cantidades de calor desde la zona ecuatorial a los polos, allí las aguas frías y salinas tienen más densidad y caen, bajando de 3000 a 4000 metros y dejando sitio arriba para que llegue más agua. Actua como una bomba. Ese bombeo permite el flujo de agua, y también que el agua saturada de CO2 con la atmósfera y por tanto pueden captar más. El cambio climático afecta a este bombeo de las corrientes. Si el agua de los polos se calienta y los hielos se derriten, será mas dulce, pierde salinidad y densidad, por tanto baja menos. La bomba puede ralentizarse o pararse. De esta manera, la falta de corrientes, no redistribuiría el calor de las aguas, los polos y su entorno permanecerían fríos y el ecuador muy caliente. El atlántico Norte podría vivir una especia de glaciación.
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